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La fuerza de la ley
La fuerza de la ley
Por: Jorge Maldonado
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Miércoles 18 Julio 2012 | 00:00

La frase que sirve de título a esta nota, era una expresión que se utilizaba para exponer la firmeza de un juzgamiento y, su sola mención generaba cierto temor en unos, en tanto que en otros, dejaba una sensación de protección.


Pero eso era antes; ahora, la fuerza de la ley ha perdido efecto, es que se ha debilitado. No de otra forma se entiende el crecimiento delictivo que no es solamente en el número de delitos, sino en la audacia de los delincuentes, en el escaso valor que se da a la vida y en la tranquilidad con que recibimos diariamente las noticias de nuevos asesinatos, nuevos secuestros, nuevos robos.
La fuerza de la Ley se ha debilitado; y cómo no si hace mucho tiempo los casos en los que se debía litigar y utilizar el conocimiento de la Ley y de su fuerza de aplicación, simplemente se negocia; si los más crueles criminales encuentran abogados que los defienden y que pretenden negar o justificar su actuación; si los peores asesinos, los más crueles, los que cometieron todos los abusos con sus víctimas, tienen que ser tratados con guante blanco para que los defenso-res de los llamados derechos humanos no pongan el grito en el cielo, olvidándose que las víctimas deberían merecer la misma defensa de sus propios derechos humanos.
Ya es hora de realizar un análisis de la situación delictiva, sobre todo del crecimiento de los asesinatos y la reincidencia de los criminales.
Es evidente que uno de los factores que ha envalentonado a los asesinos, es el saber que sus víctimas se encuentran inermes; entonces, se debería permitir que las personas cuenten con un arma para defender su vida; con todas las condiciones, controles y trámites para entregar los permisos, pero que sea posible esa defensa; sobre todo porque los asesinos, a los que sí se les debe desarmar, se sabrán en riesgo..
Igualmente es real que la mayor parte de los asesinatos son cometidos por tripulantes de motocicletas, porque esos vehículos son veloces y no requieren mucho espacio para circular. Entonces, no debe ser tan fácil como lo es, adquirir una motocicleta y conducirla en las calles. La adquisición debe requerir el conocimiento de la autoridad y la prueba de la condición del adquirente en cuanto a su conducta social; igualmente, la entrega de una licencia de conducción, debe cumplir condiciones más exigentes que para la conducción de otros vehículos.
Y desde luego, debe realizarse un control más estricto de la circulación de tales motos, procurando reducir su número a través de medidas policiales que permitan la existencia del vehículo, sólo si su propietario prueba la necesidad funcional en cada caso.
También ayuda al debilitamiento de la fuerza de la ley, la demora en los juzgamientos; es hora de que se llegue cuanto antes a la sentencia, sobre todo en los casos en que la autoría está clara; las dilaciones permiten la impunidad.<

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