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¿LAS SúPER CARRETERAS?
¿LAS SúPER CARRETERAS?
Por: Rodolfo Mendoza

Domingo 29 Abril 2012 | 00:00

Se habló y se habla tanto de las “nuevas y modernas” carreteras de hormigón que se construirán y construyen en Manabí, que iban a ser eternas, (50 años como mínimo de vida útil).

¿Qué está pasando?, ¿o qué pasó?, ¿se equivocaron y pusieron un cero de más en el tiempo de duración de las vías?, ¿no se realizaron correctamente los estudios, diseños, fiscalización y construcción de las mismas?.
La carretera Chone – El Carmen presenta fallas por doquier, no menos de 15, y en la Chone-Portoviejo ha sido cambiada su carpeta de rodadura de hormigón a asfalto, incluso se está colocando asfalto sobre el hormigón, ¿será por el agrietamiento que ya presenta éste en varios sectores? Y qué decir de la Pimpiguasí – Junín, totalmente agrietada y resquebrajada, a la cual se le ha vuelto a colocar una delgada capa de hormigón.
¿Por qué hay tantas fallas en las vías? Desde que tengo uso de razón, casi en su totalidad, las fallas que se presentan en las carreteras han estado latentes siempre. ¿Quién no conoce las arcillas expansivas y suelos propensos a colapsar que existen en la provincia? Y si se conocía, ¿por qué no se adoptaron las soluciones técnicas?
Hay varias razones:
Quienes hacen los estudios generalmente no son de la zona, desconocen del comportamiento de nuestros suelos, la acción del agua, niveles de inundación y sitios propensos a fallar .
Los estudios los realizan en verano, cuando todo parece estar bien y se minimizan y/u ocultan las pequeñas fallas geológicas, y no se las consideran en los diseños.
Concluido el estudio, quien lo contrató no verifica si es realmente ejecutable el proyecto.
La bendita costumbre de contratar al menor postor, sin importar la calidad y solución a los serios problemas que a la hora de construcción se presentan.
Las constructoras hacen lo que dice el recetario (estudios) y ejecutan parches a medias en los lugares críticos, sin darles una verdadera solución a las complicaciones encontradas, debido a su alto costo, no incluidos en el contrato.
Para hacer la reparación hay que recurrir a los contratos complementarios, que con la burocracia toma mucho tiempo obtenerlos, y mientras tanto las vías quedan abandonadas.
Los famosos contratos “emergentes” entregados a “dedo”, sin estudios de ninguna naturaleza, que han resultado un desastre y un perjuicio al estado de parte de la constructora a mucha gente vinculada en la obra; caso de la carretera San Antonio-San Vicente.
¿Qué hacer para que realmente este tipo de obras resista el tiempo que aspiramos? Hay que poner mucho énfasis en lo anteriormente expuesto, y fundamentalmente hacer una verdadera fiscalización,  seria y comprometida; y sobre todo señalar responsabilidades, porque sino las obras seguirán fallando, como ocurre con el campamento de la Senagua en San Antonio, Chone.

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