Así lo manifiestan varios moradores del sector, quienes aseguran que las zanjas no sirven de nada porque se sigue estancando el agua porque el sistema de alcantarillado no funciona, lo que provoca malos olores y criadero de mosquitos.
Marlene Posligua y Eva Moreira, habitantes del sector, explican que las alcantarillas están dañadas, por lo que las zanjas tampoco son de mucha utilidad.
“Se hizo esto para que el agua corra, pero es peor porque todo se empoza y huele mal. Aquí no se puede ni comer con esos olores”, agregó Posligua, quien vive justamente por donde se hicieron las zanjas.
Sin embargo, hay quienes dicen que si las zanjas no se hubieran hecho estarían en peores condiciones.
Ese es el sentir de Domingo Ponce, quién manifestó que cuando llueve la ciudadela es un desastre y dijo que además se suma la falta de agua potable.
“No nos llega agua a las casas y nos cobran el consumo”, enfatizó Ponce, alegando que cada 15 días deben pagar 20 dólares al tanquero para abastecer sus cisternas del líquido, ya que no tienen el servicio. <