Actualizado hace: 937 días 19 horas 29 minutos
¿perdón sincero o táctica política?
¿perdón sincero o táctica política?
Por: Iván Delgado Martínez
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Martes 10 Enero 2012 | 00:00

NAl igual que muchos sicofantes de la política y del periodismo sesgado, el analista, si así hay que llamarlo, que responde al nombre de Mario Brito y que escribe para "Rebelión" (Portada Ecuador), dedica unas extensas cuartillas para defender a Mónica Chuji (activista indígena de la izquierda boba, de los derechos humanos y enemiga gratuita de la revolución ciudadana) y también para descalificar la actitud noble -por cierto alejada de cálculo político- de Vinicio Alvarado, quien con gesto caballeroso perdonó a la indígena dirigente de la amazonia, que cometió, más por ligereza y odio cerril que por convicción, el delito de injuria calumnioso, por la que fue encausada y legalmente sentenciada a la pena de cárcel y al pago de una indemnización por daño moral.

Pero lejos de agradecer el gesto noble, humano e indulgente del funcionario público ofendido con saña y alevosía, la señora Chuji, que sueña con hacer de este caso judicial una tarima política para relanzar su alicaída imagen, suelta de lengua y cual Júpiter Tonante asegura que se la persigue por ser mujer, india y amazónica; y que, por tanto dice: "A mí solo me perdona Dios", como si el caso estuviera ventilándose bajo el Derecho Canónico o en un tribunal de la Santa Inquisición.
Debe recordar la señora Mónica (que cercenó la honra de V. Alvarado) y su corte de defensores que argumentan falacias, que nadie está por encima de la ley y si cometió acto de injuria calumniosa como lo determinó el juez, debe responder con razones y no con denuestos y exabruptos los cargos como manda la Constitución y las leyes civiles y penales.
Por tanto si el injuriado desiste de enviarla a la cárcel a la culpable, bajo la figura de remisión, perdonándole por pena dado que se trata de una madre de familia atribulada, ella con humildad y contrición, como debe ser, tiene la oportunidad de expresar su agradecimiento en vez de recurrir a la soberbia estudiada contra el injuriado que la disculpa, como en su oportunidad fue perdonado Emilio Palacio por Camilo Saman.
Aunque por ahora no tenga la entereza de reconocer el gesto de nobleza de Vinicio, seguramente en la tranquilidad de su hogar se dará cuenta que la dejaron pasar por esta vez pero que en otra ocasión no tendrá la misma suerte. El perdón, entonces, no es táctica de "populismo electoral" de este gobierno que dicen criminaliza la protesta social, sino la demostración fehaciente de que ya es hora de acabar con el ludibrio, la infamia y la mentira de la derecha dura y de la izquierda inmadura, que bien se entienda en su extraña lógica opositora, dado que los extremos se tocan como la serpiente que se muerde el rabo en los estertores de la muerte.<

 

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