No es que se quiera ser crítico de lo que hagan o dejen de hacer los municipios, ahora conocidos como gobiernos autónomos descentralizados, pero se hace necesario que en los actuales momentos en pleno siglo XXI, esta entidad llamada a mantener activo el desarrollo y progreso de su respectiva jurisdicción territorial, debe adaptarse a esas circunstancias y aplicándose la actual Ley que la rige llamada Cootad, dar un conveniente giro en el proceder que ha marcado su gobernabilidad y trabajar así en mejor forma en beneficio de los gobernados. Porque en la mayoría de las ciudades y cantones ecuatorianos son muchas las necesidades insatisfechas que aun marcan el paso de la poca a o ninguna planificación. Y todo porque las rentas que se reciben no son adecuadamente presupuestadas y peor aun utilizadas.

La verdad es que son pocos los municipios del país que hacen una aplicación eficiente de sus rentas. Podría decirse que se los contaría con los dedos de una mano. Entre ellos se podría citar a Quito, Guayaquil y Cuenca, en donde  el 80 o el 85 por ciento de su presupuesto anual se lo destina a obras de variado genero y el 20 0 15 por ciento restante es para gastos administrativos.  En cambio, en el resto de municipios que constituyen la inmensa mayoría, sucede todo lo contrario cuando ese 80 u 85 por ciento es para gastos administrativos y el 20 o 15 por ciento es para obras en el cantón.  ¿Se podrán solucionar los problemas existentes con tan pocos recursos, cuando la mayor parte de ellos se los destina al pago de una burocracia pesada y a gastos que en nada aportan al necesario progreso?
Lo cierto es que esta es la realidad que rige el accionar de casi todos los municipios del país y es por ello, como lo hemos venido diciendo en varias oportunidades, que persisten problemas locales por décadas y que a pesar del paso de los años se mantienen vigentes  con soluciones parciales y en muchos casos iguales o peor que antes.
Se hace conveniente entonces que haya un urgente cambio de actitud y que se llegue a un accionar municipal eficiente, aplicándose lo bueno y recomendable que hacen esos pocos municipios con relación a la elaboración presupuestaria y a la conveniente utilización de esas rentas.  No es cuestión que estas sean muchas o pocas, lo que debe primar es el saber aplicarlas.  Las obras son amores y solucionan las necesidades y los problemas de todos. Porque la cuestión no es gobernar, sino saber gobernar.<