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LA JUVENTUD
LA JUVENTUD
Por: Marcelo Farfán Intriago
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Miércoles 20 Abril 2011 | 00:00

La juventud es la época de los seres humanos en que asoman una serie de factores que tienen relación con el vivir en sociedad, lo cual le permite a los jóvenes, analizarlos desde su perspectiva.

Ser joven equivale a ser dinámico, entusiasta, emprendedor, soñador y sobre todo amigo del mundo. Ese mundo que todos queremos que sea justo, igualitario, equitativo; sin envidias, sin complejos, sin temores; que nos permita habitarlo con confianza, con seguridad, con apoyo, y una solidaridad puesta de manifiesto en las actividades diarias en el lugar de trabajo, en el barrio, en las calles. Ese es el mundo donde la juventud se siente a gusto de crecer y compartir sus ideales, anhelos y esperanza. Pero sucede que la vida, a ratos, trae consigo también avatares, tristezas, angustias, frustraciones que pueden en un determinado momento, desorientar a los jóvenes y hacerlos cambiar de parecer y convertirlos en rebeldes sin causa, en resentidos sociales, cuyo patrón de conducta es irse contra el orden de las cosas, no sentir respeto por nada ni por nadie, y conducirse de una manera peligrosa y egoísta. Uno de los caminos válidos para mejorar esa actitud del joven es la educación, entendida no en el sentido literal de la palabra sino en lo equivalente a la formación del ser. La educación media y la superior no solamente se han instituido para conocer las ciencias, se ha instaurado también para robustecer la personalidad de los jóvenes; que ellos sientan que son activos positivos de la sociedad y que gracias a su contribución moral, ética, cultural, la humanidad sin ninguna duda cambiará. Para ese cambio que se inicia en el hogar y se interrelaciona con las aulas, los jóvenes se están forjando para constituirse en el patrimonio de la raza humana. Siempre estaremos de acuerdo para que no existan guerras, ni odio, ni rencores; siempre estaremos a favor de los que más necesitan; con ello aseguraremos incontables  generaciones de paz y tranquilidad; lo opuesto es vivir en zozobra. Hay una responsabilidad compartida entre los padres en la casa y los docentes en las aulas, para que los jóvenes se formen bajos grandes preceptos humanistas; el respeto a uno mismo, a los demás,  a la vocación de hacer el bien, y juntos ayudar a construir el presente, que es el futuro tras la puerta. En mi condición de docente de muchas y muchos jóvenes, durante algunos años, y como rector de la Universidad San Gregorio de Portoviejo, me permito decirles a los jóvenes de nuestra ciudad, provincia y país, que no se dejen sorprender con falsos argumentos, que consulten previamente todo lo que quieran saber, para luego emitir un criterio ponderado, que su conducción en todo momento y en todo lugar sea  un ejemplo de honorabilidad y de buenas costumbres. Que no se dejen engañar por los oportunistas de turno. La lección no esta en el enunciado sino en quién lo practica.  Jóvenes estudiantes la clase ha terminado. Nos veremos otro día.<

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