La Revolución Ciudadana ha caído como balde de agua hirviendo a algunos, no a todos los contratistas de las obras públicas, especialmente de las casitas del MIDUVI.

 Es que se contrató con tanta ligereza, se repartió tanto dinero; recordemos que fue antes de una campaña electoral, con tanta prodigalidad, que algunos pensaron que se trataba sólo de constituir una compañía de ochocientos dólares, recibir el anticipo i nada más. Es por esto que en estos días no es difícil encontrar por docenas clientes para los abogados para plantear acciones de protección constitucional contra el MIDUVI, porque al Ministro de Vivienda se le ha ocurrido declarar la terminación unilateral anticipada de los contratos de construcción de las viviendas, a quienes han incumplido esos contratos en todo el país. Visto así parecería un acto arbitrario o de prepotencia estatal contra el contratista a quien se le viola su sagrado derecho constitucional al trabajo i otros derechos conexos más, pero preguntemos cuánto han recibido de anticipo por la obra contratada i cuál es el porcentaje de avance de esa obra cuyo plazo de construcción o ejecución está vencido; entonces veremos que a quien se les ha violentado sus derechos es a los pobres que destruyeron sus casitas con la esperanza de obtener una casa digna, construida por estos profesionales con dinero de todos los ecuatorianos. No es nada raro encontrar contratistas que habiendo recibido el correspondiente anticipo para ejecutar la obra contratada, su porcentaje de avance de obra según el fiscalizador es cero; en estos  casos i en otros de incumplimiento, conforme lo dispone la Lei Orgánica del Sistema Nacional de Contratación Pública, con el informe de fiscalización se notifica al contratista para que en el termino de diez días, conforme lo dice el Art. 95, justifiquen su incumplimiento o cumplan lo contratado. Es así de tan simple lo que dispone esa Lei, luego de lo cual si no hai cumplimiento se declara la terminación unilateral del contrato i se ejecutan las garantías, para volver a contratar con otro profesional; o sea que ahora no se pierde la plata. Aquí es donde algunos se rasgan las vestiduras i añoran otros tiempos. Hai, en cambio, un importante i conocido grupo de buenos profesionales que no cayeron en la tentación i construyeron conforme a lo contratado, obtuvieron su utilidad i no necesitan demandar a nadie, ni integrar la lista de contratista incumplidos que publica el portal web de La Contraloría. Bien por ellos i por los pobres que ya tienen realizado su sueño de tener casa. Saludable sería que así hagan todos los ministerios i rescindan los contratos con quienes no cumplen lo que firman i para lo que se les paga. Amén. <