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PORTOVIEJO
31 años de educación especial
La escuela cuenta con centros de formación en los que hay talleres donde los niños especiales pueden aprender costura, pegado de botones, ebanistería, carpintería y otros

En la escuela María Buitrón de Zumárraga los niños especiales buscan una nueva oportunidad, se preparan, desarrollan sus destrezas y le demuestran a la sociedad y a ellos mismos que pueden superarse. Lo hacen cada día.

Viernes 08 Diciembre 2006 | 19:32

Jhon Menéndez padece de síndrome Down. Sin embargo, ha aprendido a tocar la guitarra como un profesional. Es una de sus principales aficiones. Incluso se lo conoce por sus actuaciones en las Noches de Verbenas. María Victoria Gonzembach de Giler, profesora de música terapia, dice que Jhon ha demostrado un progreso admirable. “Le gusta que le aplaudan y cuando no lo hacen se levanta y le pide al público que lo hagan, comenta. Algunos de los niños especiales de la escuela María Buitrón de Zumárraga padecen de retardo mental, otros tienen discapacidad auditiva. Pese a las limitaciones hay espacio para desarrollar las destrezas. Aniversario y las carencias Por estos días el plantel cumple 31 años de fundación. Zoila Cedeño, directora de la institución educativa, expresa que la entidad tiene muchas necesidades. Hay matriculados 204 niños, pero solo asisten 150. “Tenemos muchas penurias que solucionamos al andar. Es importante la colaboración de algunos padres de familia”, dice Cedeño. En la escuela María Buitrón de Zumárraga se educan niños y jóvenes agrupados en cuatro categorías: retardo mental, deficiencia visual, parálisis cerebral y deficiencia auditiva. El Estado aporta con el pago de los 28 docentes, mientras que el Ministerio de Bienestar Social (MBS) da un aporte de 140 dólares mensuales. “Tratar a un niño especial no es fácil, hay que estar preparado. Los maestros que trabajen con estos niños deben tratarlos como los demás. Los profesores deben tener, afecto, mística y sensibilidad”, señala Isabel Alcívar de Cedeño, psicopedagoga de la institución. Muchos de los niños que se educan en la escuela especial padecen de síndrome Down. Se esfuerzan cada día, y aunque sus maestros saben que quizá no aprendan a leer están satisfechos porque para ellos el temor a las risas y a las burlas queda atrás. ATENCIÓN EN LA PROVINCIA En Manabí hay ocho de estas instituciones dedicadas a la educación especial. En estos lugares se atienden a infantes con problemas que van desde los visuales y auditivos hasta los motrices e intelectuales. En total los niños que asisten son alrededor de 1.500. Pese al número de infantes, apenas hay 215 maestros. Aparte de los ocho institutos para menores especiales también hay centros de formación donde los infantes pueden acudir. En Portoviejo los centros disponibles funcionan anexos a las escuelas Tiburcio Macías, Horacio Hidrovo y Rafael María Mendoza. Entre los casos de discapacidad severa consta la paraplejia. Zoila Cedeño, directora de la escuela María Buitrón de Zumárraga, señala que muchos padres necesitan de la información sobre el Reglamento de la Educación Especial para que cumplan sus deberes con los niños especiales y para que hagan respetar sus derechos.
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