Son los años viejos una tradición que no se extingue, dice Luis Cedeño Palma.
Ganarse unos dólares y fomentar la tradición que sirva de incentivo para la unión familiar es lo que motiva a este ciudadano a confeccionar monigotes que ponen el broche al final de un año y siembran esperanzas de días mejores.

 bajo costo. Al vecindario o a los peatones del ramal de la calle Córdova y Pío Montúfar les llama la atención la habilidad de Wilmer Álava Alcívar para darle forma a  materiales que por lo general son papel periódico, trozos de cartones y madera, los cuales ha recolectado a lo largo del año.
Álava  realiza los monigotes con la ayuda de su esposa e hijos para ganar unos dólares. “En mi casa todos ayudamos con los años viejos”, comenta este camarógrafo, quien realiza los muñecos  con dedicación para que los compren, porque los costos son accesibles, están entre 5 y 20 dólares.
Un lugar que no ha dejado de ser un espacio para vender los años viejos es en la calle América hasta la avenida Manabí, en este sector se acoplan en hileras como soldados los muñecos que se quemarán a fin de año. <