Para graficar este comentario, vale trasladarme en el tiempo y en el espacio a Grecia, para recordar acciones del filósofo Diógenes, quién renunció a lo material en el mundo y tuvo una vivienda sencilla. Pero Alejandro Magno cierto día quiso visitar al filósofo, y al estar frente a la puerta Diógenes le dijo: apártate, me ocultas el sol.

Es que el sol es el astro Rey del Universo que da  luz y energía a las defensas del cuerpo humano. Las  cantinas no dejan ingresar la luz del sol, por lo tanto el ser humano pierde la noción del tiempo y del espacio; no razona, se enceguece, se embrutece; aniquila el bolsillo, durante y después de las farras termina con hambre, desolación, miseria y desequilibrio psicológico para la familia.
Cuando en las cantinas se preparan acciones que no están de acuerdo a la ley, éstas se convierten en escuela de la destrucción del ser humano; pero cuando las instituciones educativas se convierten en sitios de expendio de  alcohol y tabaco, éstas se convierten en cantinas, entonces resulta paradójico que el Estado invierta grandes cantidades de dinero en campañas de prevención para el consumo de alcohol y droga sin que las instituciones educativas cumplan con la prohibición de realizar bailes, bingos, rifas, paseos. El no cumplimiento de estas disposiciones debe ser controlado y sancionado por la justicia común. Siempre me he preguntado el por qué las intendencias anuncian que van a realizar campañas en las cantinas que no tienen permiso. Permiso ¿para qué? La campaña debe ser: vamos a realizar controles para cerrar las cantinas. La medida dictada por el actual Gobierno del Ec. Rafael Correa Delgado prohibiendo el consumo de alcohol los días domingos resulta saludable, primero porque se ahorra dinero para la alimentación, y segundo porque es el día para planificar sanamente acciones a realizar en el trabajo durante la semana. Pregunto: ¿qué resultados positivos en el trabajo tiene aquella persona que dedica el domingo para ingerir bebidas alcohólicas?
¡Nada! Sólo incumplimiento y deficiencia. Con ésta medida el Gobierno ha recuperado salud y bienestar en los habitantes del Ecuador en general, y de la parroquia Canuto en particular. Las cantinas deben ir desapareciendo. Una cantina menos, es una escuela menos de destrucción del ser humano.
Al finalizar quiero ejemplificar la acción de Alejandro Magno, cuando al despedirse de Diógenes le dice: “Si yo no me llamará Alejandro quisiera ser Diógenes”, y Diógenes le contesta: “Si yo no me llamará Diógenes quisiera ser Diógenes”.
Reflexionando: La lección que no quiso dejar Diógenes es que las personas sin lealtad en sus principios y convicciones son como las cantinas, no dejan ver la luz del sol.