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Menos circulante
Menos circulante
Por: Erwin Valdiviezo
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Martes 20 Julio 2010 | 00:00

Eso es lo que tendremos en Manabí, si siguen las cosas tal como van, para empresas y contratistas que están pasando “las de Caín” por la falta de pagos de parte del estado para una serie de proyectos que con seguridad quedarán a medias, y en otros casos abandonados.

Y claro que también la crisis que están pasando profesionales y empresas se debe en buena proporción a la irresponsabilidad o manejo “alegre” que hicieron de anticipos y valores de planillas, que en vez de usarlos en las obras han servido para casas, carros y viajes que los compraron e hicieron en otros  lugares del país, y con lo cual ni eso se invirtió en la provincia.
La cosa se vuelve peor cuando un rubro no menor a los 20 millones de dólares (casi con seguridad) ya no se pagará a los manabitas, porque habiendo contratado inicialmente con Corpecuador (que a buena hora desapareció) luego los pasaran a la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos, que no agilitó ni pagó nada, con lo cual el reclamo de comunidades y dirigentes se “trasladó” al MTOP para que se haga cargo de obras (viales especialmente) y pagos, lo cual a criterio de los constructores no es ni más ni menos que una “dilatación” de procesos para llegar hasta el mes de agosto, donde habría la decisión de anular o liquidar todos los proyectos que tengan problemas, que no estén terminados o que, incluso, a pesar de entrega de anticipos, no se hayan iniciado.
Así las cosas, Manabí va a perder mucho porque no hay respuestas ni en la Secretaría de Riesgos y menos aun en Ministerio de Obras Públicas, lo que significa que el cargar de “Herodes a Pilatos” a los contratistas y profesionales, no es otra cosa sino el que entiendan que ¡ya no hay plata! Y que se resignen a perder o a esperar cualquier problema judicial.
Son cientos de ingenieros y empresas que están endeudados “hasta el cuello” y en más de un caso ya afrontan problemas legales con empleados, con casas comerciales y hasta con “prestamistas” que no perdonan y que ya han “hundido el barco” a más de uno a punta de quitarles equipos, maquinaria, vehículos y hasta sus casas.
Algo hay que hacer y rápido, porque nuestras ciudades dependen del circulante que genera la construcción y el comercio; y al agotarse esta actividad lo que viene es mayor crisis, desempleo y hasta delincuencia. Por tanto, corresponde a nuestras autoridades, gremios y representantes el hacer conciencia sobre esta realidad de falta de circulante y dinamización de la economía, que puede agravarse más si no exigimos más inversión en la obra pública.
Eso sí, hay que también hacer conciencia que nuestros constructores deben ser más serios y no quedar tan mal, porque lo que están logrando es que cada vez se desconfíe más de ellos por su irresponsabilidad y se le dé preferencia a los constructores de otras provincias (que vienen hasta con los cocineros de su tierra), que se llevan toda la utilidad, con lo cual se frena la necesidad de recursos frescos en Manabí, que ahora más que nunca son necesarios para no seguir en la amargura y reniego diario de que no hay plata, ni trabajo o menos aun nuevas obras.

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