Una noche de nostalgia y añoranzas se vivió el jueves en la Universidad San Gregorio de Portoviejo, cuando los cuatro hermanos Mera Martínez interpretaron los tangos que a más de uno de los presentes los llevó al borde de las lágrimas.
Fue el momento de revivir el recuerdo de viejos amores, decepciones y tristezas, perfectamente reflejadas en las letras de cada una de las canciones escogidas para abrir el alma del público y escarbar en épocas de oro, con la perfección del pulso de un cirujano del corazón.
Interpretar el Volver, que dice que "veinte años no es nada", ante un público mayoritariamente de más de cuarenta años y muchos con la cabellera plateada, es tocarles las fibras más íntimas.
Luego, voces afinadas que parecían brotar de una catarata interminable interpretaron catorce tangos que parecieron cien, y que llevaron al público en un viaje de interioridad.
Fue con
Noche de magia
Ya al borde del delirio, artistas, público, maestro de ceremonia, todos fundieron su voces para cantar Uno, Amor de estudiantes, Si yo tuviera un corazón, Malena, Sus ojos se cerraron, Cuesta abajo, Madreselva, Niebla del río y otras, que hizo humedecer los ojos de muchos asistentes.
Seguramente, para evitar infartos, o para que los Mera Martínez (Igor, Jorge, Daniel y Elizabeth) disfruten sus copas de vino, ante la envidia del público que clamaba por un sorbo del rojo líquido, saltaron a escena las parejas de Luis Mendoza y Paola Garcés, Génesis Navarrete y César García, del colegio Informática, para bailar, con gracia y garbo, un par de tangos. Pero sobre todo, para que los presentes sepan que ese género musical tiene cultores en Portoviejo, como las grandes metrópolis.
El escritor Ricardo de la Fuente subió al escenario a felicitar a los artistas. Igor Mera rindió su homenaje a doña Celia Briones de García. Elizabeth evocó los recuerdos de su casa familiar en Córdova y Pedro Gual; Y César Maquilón explicó la inspiración de cada tango, nacida en los arrabales (suburbios) de Buenos Aires.