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Melvyn O. Herrera C. | [email protected]
Los “quiquirimiau” de Jaramijó (2)

Como los Registradores de la Propiedad de Montecristi y Jaramijó pudieran parecer parte de “los malos” en los “quiquirimiau” relatados, en su descargo y en este caso, señalo que no es así, porque la entrega física de los archivos no está contemplada en la ley, por lo que debería reformarse ésta para viabilizar la forma de que una nueva oficina que se cree cuente simultáneamente con la histórica información.

Lunes 25 Mayo 2009 | 20:27

Imagínense, ¿cómo se “descuajeringarían” los foliados libros para: este registro entregar y este otro no?; aunque ahora ya sería posible esto, vía microfilm e informática; pero, ¿quien lidera y asume estos costos?; que se sepa, solo en Portoviejo y en Guayaquil se ha alcanzado altos niveles tecnológicos que permitirían operaciones de esta naturaleza. Por lo que, avocados como estamos a que por mandato de la nueva constitución, los Registros de la Propiedad RDP de toda la república deben pasar a ser manejados por los municipios del país, debería aprovecharse esta oportunidad para realizar una verdadera cruzada a favor de la confianza ciudadana respecto a los registros de los bienes raíces existentes en la nación. La intención de los asambleístas será positiva si se materializa con una Ley de Registro de Datos, que considere y provea de los costosos recursos tecnológicos que la hagan confiable; porque si no, el remedio será peor que la enfermedad. Nada más pensemos que, si ahora que los RDP del Ecuador están bajo responsabilidad de funcionarios exclusivamente dedicados a ello, han sucedido “quiquirimiaus” como los de Jaramijó, ¿qué va a suceder cuando los libros de los RDP sean administrados junto a los catastros, por entes que más politizados no pueden ser? Desgraciadamente, la percepción ciudadana es que donde está inmersa la política, nada es transparente; con escasas excepciones. Aunque, y para que vean que no soy “contreras”, pienso que la municipalización de los RDP –dependiendo de cómo se la implemente- puede traer seguridad a la población, ya que al unirse al catastro municipal, estos dos asientos técnico-históricos-legales, fusionados en uno solo, evitarían la duplicidad que actualmente se presenta y de lo que “expertos” se han aprovechado en Jaramijó y de seguro en otros lares. Así que, expuestos como estamos todos quienes, en vez de “chuparnos” la plata -como aconseja Aladino- confiamos invirtiendo en nuestra patria, generando progreso y desarrollo, ahora debemos estar ojo avizor a los acontecimientos tomando todas las precauciones posibles. Como se ve, el tema es de vital importancia; está en juego la seguridad jurídica de todos los bienes raíces del Ecuador, no solo de Jaramijó; siendo esta incertidumbre parte de la desinversión y huida de capitales, lo que a la postre redunda en desocupación y miseria. ¡Y después nos quejamos!… Fin.
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