Vicente Guerrero, tiene 60 años y el arte de darle el aliño perfecto al aguardiente que se elabora en Junín. Con mucha paciencia toma el aguardiente con más de 70 grados de alcohol y le agrega manzana, miel de abejas, uvas y más frutas, allí lo deja reposar y el producto adquiere un sabor dulce y agradable que causa sensaciones en quienes fustán de este trago puro que lo escogen porque no lleva químicos.