"Di ta ta ta", pedía Mandy Raining Bird a Jonathan Vera, un niño de cuatro años que repetía las frases que la terapista le indicaba. Su madre, Yolanda Vera, observaba la escena mientras el niño con una sonrisa escuchaba cada una de las palabras que le pedían. "Jonathan nació con paladar hendido y por eso no pronunciaba bien, después de varias operaciones y de seis meses de terapia de lenguaje él habla mucho mejor", dijo la mujer con un brillo en sus ojos.