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La restricción al comercio en los alrededores de los recintos electorales terminará afectando a los comerciantes que tienen establecimientos en esas áreas pues, según las autoridades, no se les permitirá atender al público.

Si bien la medida busca evitar aglomeración de personas fuera de los lugares de votación, debería permitirse que tiendas, farmacias y otros establecimientos atiendan sin problemas, respetando el aforo, la desinfección y otros protocolos de bioseguridad. Se trata de locales necesarios porque sirven para abastecerse de productos necesarios como alimentos y medicinas.
Sin duda, estas medidas disminuirán los ingresos a vendedores ambulantes y plastificadores, que suelen aprovechar los días en que hay elecciones para dar un servicio a los ciudadanos y obtener un ingreso extra. Una disposición ordenada lo hubiera evitado.
Lo prudente hubiera sido postergar las elecciones para evitar riesgos de contagios, pero las autoridades electorales decidieron continuar el proceso, a pesar de los problemas económicos y logísticos que podrían presentarse.
El proceso preelectoral ha sido complejo y algunas indefiniciones del Código de la Democracia amenazaron los plazos establecidos. Ya todo está dicho y resta esperar el pronunciamiento popular.