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Por segunda vez este año se registra una irrupción violenta a bodegas policiales por parte de grupos delictivos que someten a los servidores que están a cargo de la vigilancia para robar parte de los bienes incautados.

El más reciente, ocurrido esta semana, se perpetró en la provincia de Napo, de donde se sustrajeron 2,8 toneladas de cocaína que habían sido incautadas el año anterior.

El 25 de febrero, 30 hombres armados entraron en una bodega de la Policía en Quito y robaron, aunque nunca se detalló qué cosas se sustrajeron.
En ambos casos, los delincuentes usaron ropa policial y se hicieron pasar por agentes verdaderos.

“Ni siquiera los policías pueden controlar en qué casos son miembros de la institución del orden”.

Lo ocurrido revela que ni siquiera los policías pueden controlar en qué casos son miembros de la institución del orden y cuándo se trata de personas disfrazadas para robar a sus anchas, de la misma forma en que han asaltado casas en Manabí bajo el pretexto de realizar operativos de seguridad.

Es posible que exista negligencia en los controles, pero también puede haber complicidad.

En cualquier caso, es necesario que exista una investigación exhaustiva, que a partir de ella se apliquen correctivos y, en caso de que sea procedente, sanciones. 

Editorial de El Diario publicado este miércoles 13 de abril del 2022 en nuestra edición impresa.