Los cada vez más frecuentes casos de ahorcamiento en la cárcel de El Rodeo ameritan una investigación profunda.
Se podrían estar consumando dos hechos graves que merecen una intervención profesional y que en cualquiera de los casos es responsabilidad de las autoridades del sistema penitenciario y del Estado.
El primer escenario podría significar que se trata de suicidios. En este caso, hay que esclarecer si las condiciones de las instalaciones, el trato y todo el entorno de las personas privadas de la libertad están incidiendo para que esto ocurra en una cantidad superior a otros centros de rehabilitación.
El segundo es que no se trate de autoeliminación, que sean crímenes presentados como suicidios. De ser el caso, es preciso que se identifique a los causantes y se castigue a los autores y cómplices de estos hechos.
En ambos posibles escenarios habría la necesidad de hacer correcciones a las instalaciones y a la accesibilidad de elementos que faciliten el estrangulamiento o la simulación de estos hechos.
Es fundamental recordar que el Estado debe garantizar el derecho a la vida e integridad de las personas privadas de libertad y que el Estado es responsable no solo de la rehabilitación de los presos, también lo es de su seguridad.
Editorial de El Diario publicado este sábado 26 de febrero del 2022 en nuestra edición impresa