Compártelo con tus amigos:

 Me lo advirtieron antes de ir: llénate de paciencia y orina. Me toca el turno 63. Le pregunto al guardia en cuántas horas cree que podría atenderme una de las empleadas. Una hora a lo mucho, me dice. 

Me siento a esperar mi turno. Estaba allí porque en la última planilla eléctrica me salió un consumo de 370 dólares. Era una locura pagar esa cantidad. Mientras espero, un señor de unos 70 años se le acerca al guardia y le pregunta cómo hace para utilizar el baño si está cerrado. El guardia le explica que no depende de él, que todos los baños están cerrados. Resignado el anciano se va a sentar. Unos minutos después una empleada de la Cnel, con una llave abre el baño de mujeres e ingresa. Llevo tres horas sentado, caminando y esperando. El guardia me tomó el pelo con eso de una hora. Una empleada grita mi número, 63. Le cuento mi caso. Ella revisa mi información en la computadora e imprime un documento. Mi deuda bajó de 378 dólares a 227. -Su plazo para pagar termina hoy -me dice. Le regalo una sonrisa irónica y quiero reclamar, pero no, me callo, las ganas de orinar son más fuertes.