Compártelo con tus amigos:

Todo iba bien hasta que una lluvia ideas atacó mi cerebro. Me preocupa que la realidad que vivimos aún no sirva para que cierta gente sea un poco consciente. 
Ya pasamos algo similar con el terremoto. Luego de éste se activaron las alarmas y por ejemplo en el edificio donde queda mi trabajo, regularmente se hacen simulacros y mi conclusión es que pocos participan con responsabilidad; a unos les molesta la actividad, para otros es un chiste.
Y hoy que cumplo exactamente 90 días sin salir de mi casa -máximo al patio-, estoy reflexiva sobre ir normalizando la situación, que la gente salga a trabajar y todo hasta ahí perfecto.  
Hay criterios polarizados en torno a seguir en cuarentena o salir a riesgo y cuidado a la vez. El problema no es que te reúnas o no porque es tu derecho (según el semáforo), la situación es que si tienes contacto con otras personas y eres asintomático sí hay riesgo de contagio y allí tu derecho ya afecta a otros.
Por mi casa, por ejemplo, veo gente que camina sin mascarilla o la lleva mal puesta. El otro día llegó un señor y lo primero que hizo fue extenderle la mano a mi hermano (y yo renegando al ver tal escena desde mi cuarto), pensé “con un hola era suficiente”, y por supuesto apenas pude le dije: “desinféctate”; no por odiosa sino por temor.
Lo más triste y preocupante es que sigue muriendo gente de COVID-19 y vi en las noticias que ni siquiera está comprobado científicamente que los anticuerpos que se forman en quienes ya tuvieron la enfermedad sirvan para evitar volver a contraerla.
En mi casa todos somos vulnerables. Me dio poliomielitis durante una epidemia; y obvio que me preocupo más que otros. No puedo dejar pasar un tema así, y como mi ejemplo hay miles. Sin embargo, hay dos o tres situaciones que tarde o temprano me obligarán a salir de mi refugio. Sé que tendré que tomar precauciones y enfrentar la realidad, pero no me preocupa mi acción sino la que yo no controlo. Allí el dilema ¿evitar o enfrentar al virus?
Y bueno de los 90 días de encierro he sacado aprendizajes interesantes. He estado períodos en casa y éste ha sido el más largo desde que tengo uso de razón. Toca aprovechar el teletrabajo, un poco de ejercicio y compartir con la familia y amigos ya sea a través de Zoom, un mensaje o en redes sociales.