Su esposo, Argiro Gómez, sobrevivió al fenómeno natural, que alcanzó vientos de casi 210 kilómetros por hora, pero sufrió heridas graves en uno de sus pulmones y la ruptura de varias costillas. Vecinos del lugar dijeron que la pareja y sus tres hijos se mudaron a Carolina del Norte hace diez años desde Nueva York, y que la mujer se estaba recuperando de un infarto. Las autoridades determinaron que el tornado afectó a 40 viviendas en el condado Johnston, de las que nueve están totalmente destruidas. En el condado Wilson, también en el suroeste del estado, el fenómeno causó destrozos en 26 viviendas y se cobró la vida de Joshua Wiggins, de 11 años de edad, que se encontraba en casa de sus abuelos. El gobernador de Carolina del Norte, Michael Easley, sobrevoló en helicóptero la zona afectada y evaluó las pérdidas económicas, que podrían ascender a millones de dólares. Al menos 150 familias, algunas hispanas, se quedaron sin hogar y reciben asistencia de la Cruz Roja en varios refugios.