La educación abierta lleva a hacer efectivo el "principio de complementariedad", según el cual las distintas facetas o aspectos de una realidad no son opuestos sino complementarios. Un ejemplo muy sencillo sería la realidad de las dos piernas: la derecha es distinta de la izquierda, pero no son incompatibles, sino justamente necesarias la una para la otra si han de cumplir con su función de caminar o de correr.