Actualizado hace: 937 días 13 horas 34 minutos
Rubén Darío Buitrón
Perversidades e ingenuidades

En los medios ecuatorianos se ha puesto de moda entrevistar al presidente Álvaro Uribe. No está mal: los manuales básicos de ética periodística obligan a exponer los diversos puntos de vista sobre lo que se cuenta. Pero entrevistar sin cuestionar no es entrevistar: es convertir el espacio en caja de resonancia de la fuente, es dejar que el personaje consolide su versión del tema, es asumir que ese punto de vista es el que tiene la razón.

Sábado 03 Mayo 2008 | 17:25

La mayoría de medios y periodistas locales que han dado tribuna a Uribe han confundido respeto con reverencia, equilibrio con sumisión, objetividad con silencio, exclusivismo con pasividad. Por ese trabajo deficiente, los asesores del Palacio de Nariño han logrado su objetivo: posicionar en la opinión ecuatoriana “la razón de Estado” para atacar nuestro territorio y crear en el imaginario nacional la imagen de un Uribe fraterno, simpático, tolerante y de puertas abiertas. Y lo han hecho con la ayuda no del periodismo colombiano, tan alineado con su gobierno, sino de una parte de la prensa ecuatoriana. Pero no es la única fisura por la cual se intenta golpear la tesis ecuatoriana. Periódicos nacionales se apoyan en supuestos golpes o primicias de la prensa internacional, relacionadas con la crisis diplomática Ecuador-Colombia. Parecería que muy pronto olvidaron los recientes episodios protagonizados por los diarios El País de Madrid o El Tiempo de Bogotá, donde fue evidente la falta de rigor periodístico y, quizá, la voluntad de hacernos daño. No es hacer periodismo citar textualmente y en grandes titulares, sin filtro crítico, las presuntas denuncias de diarios norteamericanos vinculados a sectores políticos y económicos claramente identificados. Y, más que eso, resulta poco profesional abandonar la responsabilidad y dejar que los espacios propios los ocupen especulaciones disfrazadas de periodismo bajo el paraguas de periódicos mundialmente prestigiosos. Sin embargo, el problema no es de ellos sino nuestro. Hemos sido nosotros, los medios locales, quienes tomamos la decisión de copiar esas presuntas informaciones y darles despliegue y credibilidad sin percatarnos que son versiones no verificadas, no contrastadas con la otra parte, no respaldadas con documentos y manejadas a lo fácil: con “fuentes que prefirieron el anonimato” o “muy confiables”. ¿No fue eso lo que, en su momento, lamentamos de diario El Tiempo de Bogotá o a El País de Madrid? ¿No nos falta sentido autocrítico y prudencia para entusiasmarnos con lo que afuera se dice de nosotros? Tampoco es periodismo reproducir, como hacen algunos canales, notas sensacionalistas contra Ecuador, emitidas por RCN y Caracol TV. Por algo el periodista y ex canciller colombiano Rodrigo Pardo califica a estos medios como “absolutamente funcionales al gobierno de Uribe”. Entre los diez pecados del periodismo hay dos que son mortales: la perversidad y la ingenuidad. Estamos sembrando el camino al infierno. "Entrevistar sin cuestionar no es entrevistar"
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