En todo proceso interviene ese esfuerzo del trabajador, unido al capital necesario del patrono para la dotación de los insumos, máquinas, herramientas, indispensables para la producción. La participación de estos dos factores en el rendimiento del proyecto productivo es el éxito de las empresas generadoras de progreso, aunque también, como en todo proceso, se presentan diferencias entre unos y otros. Si se producen excesos interviene un tercer factor que es el Estado, la sociedad organizada, que pone en vigencia leyes que regulan esa relación, buscando equidad. Pero, por encima de la legislación, la relación entre patronos y trabajadores se puede regir por normas justas que motiven la dedicación de quienes participan en el proyecto, su aplicación más allá de las obligaciones, adoptando objetivos comunes que en definitiva se dirigen hacia el servicio a la colectividad. Y es que, en esos casos, cuando los proyectos productivos son manejados con criterio de justicia y de servicio a la sociedad, desaparecen los egoísmos y conflictos, dándose permanencia a tales proyectos que se desarrollan en ambiente de tranquilidad, de comprensión y colaboración que protege a unos y otros y, finalmente, logran el éxito en los objetivos que se persiguen. Hacia allá es a donde debemos caminar; la aplicación de justicia en la relación laboral será el mejor homenaje a los trabajadores, y será fuente de seguridad para el capital y de estabilidad para el sector laboral. Esa tranquilidad beneficia al país, porque genera producción que suma cifras al erario nacional y satisface las necesidades de la sociedad. "La aplicación de la justicia en la relación laboral"