Y no llegaron ni a diez añejos, los muy pendencierejos. Y cómo no iba a ser así tomando en cuenta la asnal creación de su Máquina de Matar Definitiva, de la que el único prototipo conocido es el que reproducimos gráficamente sobre estas líneas. Sucedió durante la II Guerra Mundial en una base secreta al norte de Berlín. Y no se puso en práctica porque el burro se cabreó, vea usté. Habiendo cangrejos, aunque no haya euros. Sucede que algunitos parientes de emigrantes sudacas han caído con el truco del billete de 17 euros. Lo insólito del caso es que las víctimas de la estafa no saben cómo formular su denuncia debido a que no se trata, en rigor, de una falsificación, puesto que los billetes de 17 euros… ¡no existen! En Irkutsk, un pueblito en plena Siberia, hay un viejorro de quien se asegura tiene 128 años. Pero eso no es lo insólito: la excepcionalidad está en que el muchachón de la quinta edad asegura que su secreto para tal longevidad es que a diario bebe ¡300 tazas! de té verde. Los caza-mitos ya han hecho la prueba de tratar de beberse las tres centenas de tazas y antes de las cien ya han tirado la toalla (y halado la válvula del urinario casi tantas cuantas veces, Meneses).