Londres.-Con la popularidad baja y el malestar de sus diputados por unas medidas fiscales, el primer ministro británico, Gordon Brown (foto), afronta una de las peores oleadas de huelgas desde que los laboristas llegaron al poder en 1997.El sector público, con los maestros a la cabeza, ha decidido plantarle cara a Brown en protesta por unos insatisfactorios aumentos de salarios, por debajo del índice de inflación.