La misma frase debieron expresar los organizadores de la marcha hacia Montecristi para entregar el Mandato de Manabí; igualmente quienes participaron en su elaboración y quienes contribuyeron con sus ideas a enriquecer sus contenidos, porque todos ellos deben estar resueltos a nunca defraudar a Alfaro o, lo que es lo mismo, nunca defraudar las aspiraciones del pueblo manabita y ecuatoriano. También pueden realizar esa promesa los asambleístas manabitas que estuvieron juntos para anunciar la presentación de un proyecto de Mandato para que la sede permanente de la función Legislativa esté en Manabí, pues en el futuro inmediato deberán luchar para que los contenidos de la propuesta manabita entregada ayer, trasciendan al texto constitucional, particularmente en lo relacionado con la autonomía que es una de las aspiraciones más sentidas. Y qué saludable sería que todos los manabitas nos propongamos, nos prometamos no defraudar al Viejo Luchador, para que en nuestras actividades diarias sepamos aprovechar el tiempo, utilizar adecuadamente los recursos disponibles, servir con desinterés y honradez, mantener con orgullo nuestras raíces y decidirnos a ser mejores cada día. La Propuesta de Manabí, dirigida a la Asamblea Constituyente, de esa manera, se convierte en un mandato para la conciencia de todos los manabitas, de todos los ecuatorianos, y la frase que originó su entrega, un llamado fuerte para que el futuro nos encuentre unidos y dispuestos a realizar lo necesario para obtener de cada acción, el mejor resultado posible. La misma frase debieron expresar los organizadores de la marcha hacia Montecristi