La misma representa, defiende los derechos y reivindicaciones de los verdaderos trabajadores de la cultura. Por esta razón, el Congreso Nacional, bajo decreto dado en Quito el 26 de noviembre de 1986, declara que el día 28 de noviembre de cada año se celebra el día del artista ecuatoriano. En Manabí tenemos una asociación de artistas que ni siquiera se acuerda de sus socios; el primero de diciembre de 1968 se fundó la ADAM, que, como toda institución, celebra a lo grande su día clásico y su creación. Pero que pena que siendo la clase del artista la más privilegiada, la más importante del país dentro del quehacer cultural, sus dirigentes se olviden de estos detalles que día a día repercuten negativamente en el buen nombre que tiene nuestro gremio. Los artistas vivimos del milagro, no existen líderes que protejan, protesten y que hagan entender a las autoridades que somos los verdaderos embajadores del arte; y que por medio de la música, del canto, de la ejecución instrumental, del humor y de la alegría estamos aportando al desarrollo del país. Las instituciones son creadas a beneficio de sus afiliados y de la colectividad en general, pero los directivos sólo se han preocupado de sus intereses personales, con rarísimas excepciones. Hasta la presente fecha, los artistas además de estar olvidados estamos marginados por la sociedad que más le conviene darle prioridad a los artistas de afuera, pero porque no hacemos respetar nuestro derecho como personas inmersas en la cultura, porque sencillamente no hay un auténtico líder que oriente y con poder de convocatoria para darle a conocer a sus socios la realidad de los artistas. A pesar de tener una gran cantera de artistas excelentes en nuestra provincia, se contrata gente de afuera, que a la larga son iguales a los nuestros. Compañeros artistas sigamos brindando espectáculo y recreación al pueblo que pronto la cultura será de todos. Viva la clase artística de Manabí y del país.