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Libertad Regalado E.
Bahía un siglo de esplendor

Las veces que por algún motivo visitaba Bahía, pude percatarme de la pasión con que sus habitantes recuerdan el pasado, y marcan las etapas de gloria que sus familias vivieron en un Bahía que se desarrolló de manera distinta a los otros pueblos de la costa manabita, desde el momento que en 1867, por primera vez lo declararan como Puerto Mayor; lo que motivó el desarrollo paulatino de la importación y exportación, viviendo una bonanza sin precedentes que aún hoy es evocada con nostalgia.

Jueves 15 Noviembre 2007 | 21:07

Al proponerme el Banco Central un proyecto para el museo, se organizó la exposición con el sugestivo título de “Bahía un siglo de esplendor”, apoyados por Ruth Cantos, la administradora del Museo y de Ricardo de la Fuente para el proceso de investigación y recuperación de la memoria fotográfica, documental, y objetos de ese pasado; y desde luego, tuvimos la colaboración de un grupo de personas apasionadas por su Bahía, quienes nos entregaron parte de su tiempo y conocimientos, y nos contactaron con quienes nos dieran más testimonios de su historia. En todo este proceso que significó levantar la exposición, accedimos a muchos libros, revistas, periódicos, anuarios; nos adentramos en ciertos hogares, conversamos con personas que se niegan a vivir en el presente por la fuerte ancladura que significa el pasado; escuchamos otras versiones de los hechos, esa historia oculta, la que se calla, la que se trata de borrar; y una vez más comprobé que no todo se escribe, que muchos al describir los hechos en sus libros deciden eliminar a quienes no fueron parte de sus afectos, dejándolos relegados de esa memoria escrita, que a la postre, es la única que queda para las generaciones futuras. El progreso de los pueblos nunca ha sido gratuito, de ello deben estar conscientes las nuevas generaciones. En Bahía para la obtención de las obras de interés general, se necesitaron años de paciencia, tenacidad, perseverancia, de batallar contra el abandono del poder central; contra la mezquindad, la envidia, la desidia de coterráneos, enfrentados en esa lucha desquiciada por el poder; de sobreponerse contra los embates de la naturaleza y de los incendios que destruían sus casas, sus calles, sus edificaciones que con tanto esfuerzo las levantaban. Lograr la declaratoria de puerto mayor, el dragado del estuario, la cantonización, la edificación del muro de protección, del puerto, la obtención del agua, de la luz eléctrica, de las vías de comunicación; a quienes vivieron esas épocas, les costó décadas, y un migrar constante entre sus pueblos de origen y el puerto; muchas de las familias que conformaron este Bahía cosmopolita fueron parte de esa flota de seres que llegaron de ultramar y al asumir este pueblo como propio, trabajaron con ahínco por darle el señorío de una urbe de esplendor. Hoy usted en el Museo del Banco Central podrá apreciar una pequeña muestra de ese Bahía que aún vive en la memoria de su gente.
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