Iniciado el siglo XX, Eloy Alfaro, después de la fallida Carta Constitucional de 1897, en la que no se diera ninguna reforma de orden estructural, emprendió la tarea, primero, de volver al poder, y luego de establecer reformas coyunturales en la Carta Magna de 1906, conocida como “ave fénix constitucional”. Llamada a larga vida y resurrecciones posteriores, pondría en las leyes temas de gran trascendencia como: el laicismo del Estado, de la educación y de la familia, fortalecimiento y autonomía del poder civil, reforma de la banca, la tributación, la obra pública, la agricultura y reformas jurídicas en lo laboral.