En las recientemente pasadas celebraciones octubrinas de Portoviejo disfruté de los desfiles del 17 y del 18. Ambos, bien bonitos. En especial el del 18, porque se realizó en una vía ampliotota por donde las delegaciones pudieron discurrir pitukeramente con absoluta comodidad y el público se instaló sin los apretujamientos, roces, empujones y demás, imposibles de evitar cuando las marchas se hacen por las calles portovejeñas ya estrechas para desfiles (y tránsito vehicular, dicho sea de paso, Pozo).