“La Esfinge se hunde” es la seria advertencia que tiene a los egiptólogos preocupados por la salud del milenario coloso, tras comprobar cómo las aguas subterráneas en sus alrededores están saliendo a la superficie.
Tan sólo a unos pasos de los pies de Abu el Hul, o Padre del Terror, como los egipcios llaman a la Esfinge, una capa de césped ha comenzado a crecer hace cuatro meses, lo que prueba la existencia de agua en la zona, explica a Efe el arqueólogo Bassam el Shammaa.
“Y hace una semana vi con mis propios ojos grandes charcos de agua estancada de una profundidad de entre treinta y cuarenta centímetros delante del Templo del Valle, a pocos metros de la Esfinge”, aseguró Shammaa.
El experto ha lanzado una campaña de concienciación en internet bajo el nombre de “Salvemos la Esfinge” y en su página web (www.sossphinx.bassam.itgo.com) ha colgado fotos que confirman sus palabras.
El egiptólogo espera que los responsables de antigüedades “se muevan ya” para salvar la estatua.