De nada sirvió jugar de anfitrión en Quito contra un equipo del llano, pues, según parece, a los nuestros también les afectó la altura, ya que la gran mayoría de ellos juegan en el exterior y precisamente a niveles bajos. Esta situación ha cambiado para esos seleccionados, como consecuencia de la participación de Ecuador en los dos últimos mundiales y ante el buen desempeño de ellos, su fama trascendió y ahora son foráneos. Para cada convocatoria llegan como nuevos a la altura de Quito. Por otro lado tuvimos la mala suerte que los dos arqueros titulares se lesionaron en partidos de entrenamiento y a última hora el director técnico debió tomar la ineludible medida de reemplazarlos, lo que no llenó las condiciones de los lesionados. La línea delantera de nuestro seleccionado parecería no tener la contundencia y la definición suficientes, tanto es así que en esos dos encuentros no hemos hecho ningún gol, a pesar de las oportunidades que se tuvo. Y es muy claro el decir futbolístico que “el que no hace goles, los ve hacer”. Contra Venezuela fallaron nuestros artilleros y contra Brasil, se pudo evitar esa vergonzosa goleada con alguien mejor cuidando el pórtico ecuatoriano. ¿Y los árbitros? Son 18 los encuentros que le toca jugar a Ecuador y de ellos ya van dos y los dos perdidos. Faltan 16 por jugarse, de los cuales 8 serán como local, posiblemente en el mismo Atahualpa de Quito. Matemáticamente no están perdidas las posibilidades de clasificación. Todo es cuestión de ganar los ocho de local y sacar unos puntos más de visitante. Todo es posible cambiando de suerte, contando con jugadores como Agustín Delgado y Jaime Kaviedes –piezas claves para hacer goles- y sobre todo, con mentalidad ganadora por parte de los once alineados. Falta bastante trecho dentro del actual proceso eliminatorio para el próximo mundial del 2010 y Ecuador está a tiempo de introducir todos los cambios que sean necesarios para mejorar nuestras aspiraciones y no defraudar así a los millones de ecuatorianos que seguimos paso a paso el desempeño de nuestros representantes en el más popular de los deportes. El respaldo lo tiene el seleccionado. Todo depende del director técnico y principalmente de los once en la cancha. ¡Vamos, adelante, con ánimo ganador! Porque un resbalón no es caída. Y si caímos, levantémonos, porque todavía estamos a tiempo. Aún podemos seguir repitiendo el slogan aquel del “sí se puede”. "¡Vamos, adelante, con ánimo ganador!"