La corona de la Virgen de los Dolores, joya religiosa ecuatoriana, fue sustraída de la capilla donde yacía en la parroquia de Sinincay, en Azuay. Enrique Sinchi, administrador de la capilla y denunciante del hurto se percató a primeras horas del miércoles anterior, de la faltante. Agregó, además, que la corona no poseía un alto valor económico, puesto que era de plata, estaba elaborada con piedras preciosas y no sobrepasaba los 10 cm. de diámetro, pero sí guardaba, aseveró, un valor religioso relevante.