La famosa viveza criolla se ha hecho presente una vez más en Ecuador, una tras otra fueron las noticias en las que se conocieron de personas que fueron vacunadas sin estar en los grupos prioritarios.
Un familiar de un exministro, jóvenes tiktokers, miembros de un prestigioso club son algunos de los conocidos “VIP” de la vacunación. A esto se suman las decenas de personas que seguramente ya se vacunaron por la izquierda, y nadie se enteró.
En el otro lado están personas de la tercera edad luchando por ser inscritas en una página que ha dado más dolores de cabeza que soluciones.
Estuve tres días tratando de inscribir a dos personas de la tercera edad, gente sencilla que no cuenta con tecnología en su casa, pero que tienen deseo y derecho de sentirse seguras. Uno de ellos hace muchísimos años no se ha chequeado por un médico –por descuido, falta de información, de recursos, no lo sé- y al preguntarle temas de salud que pide el Ministerio del ramo, no tenía respuestas certeras; no sabe si es hipertenso, diabético o si tiene otros problemas.
De allí mis padres jubilados -que ya que están en una base datos del IESS- o yo -que tengo una discapacidad-, también esperamos con ansias, pero respetando lo establecido y los tiempos.
Ante esta realidad, vienen preguntas a mi cabeza. ¿Por qué antes de abrir la página de inscripciones no se aplicó el tema de las bases de datos existentes?, ¿Por qué no se hicieron links de registros por separado –mayores de edad, personas con discapacidad, etc.- para evitar congestionamiento? ¿Por qué no se hizo una campaña informativa más contundente?
La página www.planvacunarse.ec ha tenido muchos cambios en una sola semana, con antelación debieron prever lo que podría ocurrir.
Ecuador es un país que ha enfrentado tantos problemas naturales, en los que se han realizado campañas y parece que aún no aprendemos de estas realidades.
Hay naciones como Japón en Asia y Chile en América, que han manejado campañas informativas, y verdaderos centros de apoyo por temas de siniestros naturales, que tienen estructuras funcionales para atender a la población de la mejor forma. Y en el caso de Japón he leído de lo ordenada, estricta y respetuosa que es su población en estos casos de emergencia.
Luego del terremoto del 2016 vi de forma tan clara lo solidario que es el ecuatoriano en su mayoría, también vi gente que quiso beneficiarse sin ser afectada; hubo de toda clase de personas; pero debemos convertirnos en mejores ciudadanos.
No debemos permitir que el temor nos obligue a romper las normas, a afectar a terceros y, lo peor, a ser seres sin principios.
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