Privadamente contesté lo que hago público ahora, que lo ideal es que los manabitas nos pongamos de acuerdo sobre nuestras prioridades, para luego hacerlas conocer a los candidatos.  Pero son tantas y hay tan poco tiempo que tenemos que comenzar por hacerles prometer a los candidatos, les decía, al menos lo básico: mantener los servicios de la provincia, es decir, que a los hospitales de Manabí, por ejemplo, no les falte insumos para no contemplar los desgarradores lamentos de los usuarios, concluir las obras iniciadas en la provincia por anteriores gobiernos y además mantener adecuadamente las que ya están construidas.  Esta ya sería una lista elemental para el próximo gobierno sobre lo que hay que hacer en la provincia.

Solo con esta lista, mantendríamos ocupado al presidente que salga elegido el 11 de abril. Pero no solo eso: también será fácil para cualquier ciudadano, medio de comunicación, organización gremial, alcalde  o partido político, tener presente lo que debe hacer el gobierno y si no lo hace, exigir el cumplimiento. 

No es posible que Manabí siga eligiendo presidentes, entregando sus votos por un futuro que nunca llega. Tampoco es viable que los candidatos vengan, como siempre, en su peregrinaje de campaña a ofrecernos cosas, obras y acciones, las cuales una vez llegados al poder, sencillamente no las hacen y pretextos no les faltarán y nadie reclama, y si reclaman no oyen. Así de sencillo. 

Pero esta vez Manabí, que aún sigue padeciendo los estragos de un terremoto devastador del 2016 y vive las consecuencias de una crisis inédita, debe exigir a los candidatos que se comprometan en firme con las obras para la provincia y sus instituciones.  Y hacerlo de una manera tal que esa oferta se lleve a la realidad sin excusas. 

No es tiempo de regalar nuestros votos.  Manabí merece un futuro de esperanza.