La falta de empleo es desesperante y los niveles de pobreza siguen creciendo (30% de los ecuatorianos). Los políticos no quieren solucionar los problemas del país: quieren tener el poder para darle contratos a sus familiares, manejar los millonarios presupuestos, viajar gratis por el mundo, vengarse de sus rivales políticos y joder más a los trabajadores con leyes a favor de los grandes grupos de poder que le financiaron la campaña. El nuevo presidente recibirá un déficit presupuestario de 6 mil millones de dólares (seis puntos del PIB). Además, una deuda pública que asciende a 63 mil millones de dólares. Una vez en el poder el nuevo presidente se justificará en ese gigantesco problema económico para no cumplir sus promesas. Así son los políticos. No vale la pena hacerse ilusiones con ellos.

Siempre nos ven la cara.