La CTE es una entidad que se deriva de la antigua Comisión de Tránsito del Guayas para dirigir el tránsito en Guayaquil y la provincia de Guayas, desde sus inicios estuvo inmersa en muchos escándalos de corrupción, coimas, matriculación fraudulenta de vehículos, licencias, entre otras irregularidades, hasta que finalmente fue reemplazada en Guayaquil por un nuevo grupo de agentes civiles de tránsito. 

Esta CTE es reasignada a nuevas funciones de control de tránsito en las carreteras del país; Manabí y otras provincias tienen que cargar con esta mala herencia de la que pudo liberarse Guayaquil. Vinieron de otros lados, no conocen nuestra cultura, nuestras costumbres, nuestros valores, no sienten empatía por nuestra gente. No es correcto que nuestra pujante provincia, que fue castigada por un terremoto, por el brazo de la corrupción en la reconstrucción de Manabí, también tenga que tolerar la nefasta inmoralidad de varios agentes de tránsito en nuestros caminos. 

El Jefe Provincial de la CTE en Manabí, entre otras cosas, dice que los casos de coima son hechos aislados, cuando la ciudadanía ecuatoriana tiene que tolerar continuamente noticias de agentes involucrados en actos de corrupción, donde son detenidos, ultrajados, producto de sus equivocadas actuaciones. 

El mencionado jefe provincial indica que los ciudadanos deben presentar las denuncias, liberándose de una responsabilidad que les corresponde a los encargados, velar por esta institución y el trato adecuado a la ciudadanía. Sin esperar denuncias, son ellos los responsables de cuidar la legalidad, la moralidad y las actuaciones de sus miembros de las que deben rendir cuentas a la ciudadanía. Tienen responsabilidad.

La provincia exige respuestas y la salida de este cuerpo uniformado. Todos recordamos las escandalosas declaraciones del exasambleísta Daniel Mendoza que manifestaba que las direcciones de tránsito eran repartidas como un botín para recaudar dinero. Existen agentes que honran su trabajo y hacen su labor con rectitud. En medio de todas estas desgracias, producto de la pandemia que nos ha tocado vivir, no es justo que al campesino, al trabajador que vive de su jornada, se le arrebate el sustento duramente conseguido. Debe existir un cambio de mentalidad, la actitud tanto de los conductores que deben respetar las leyes, como de los agentes encargados del control de tránsito.