En lo que va del año, siete personas se habían quitado la vida, la mayoría por ahorcamiento, pero también algunas por envenenamiento.

En el último año, las estadísticas reflejaron como promedio un suicidio cada tres días, pero ahora se dan con más frecuencia, casi al doble de la tasa normal.

Los expertos dicen que el suicidio es una consecuencia de la depresión, cuyos síntomas a veces no son advertidos a tiempo por los familiares. Sin embargo, en Manabí el sistema de salud pública no cuenta con mecanismos de atención inmediata a las personas que sufren estos problemas.

También se ha insistido por algunas ocasiones en la necesidad de que la provincia cuente con un hospital para el tratamiento de enfermedades neurológicas o problemas psicológicos.

Una respuesta inmediata del sistema de salud para el tratamiento de afecciones mentales y de problemas como la depresión y los cambios súbitos de conducta podrían conducir a la prevención de los suicidios, con lo que se salvarían muchas vidas.

Las decisiones deben ser urgentes.