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A propósito de las vacunas: pilares éticos

Viernes 27 Noviembre 2020 | 09:27

 Pronto, quizás a mitad del próximo año, tendremos una vacuna contra el nuevo coronavirus, entonces debemos plantearnos ¿quiénes deberían vacunarse? La respuesta es fácil, cualquier persona en que la vacunación está indicada, siempre que tenga una eficacia aprobada y sea segura.

¿Por qué necesitamos esta vacuna? Reduce la mortalidad, reduce la morbilidad, reduce el impacto negativo en la sociedad, y reduce la incidencia de infección. Pero dada la situación de pandemia, se genera un problema, las prioridades se invertirán ya que en las fases tempranas vamos a tener dosis limitadas, que se van a distribuir a todos los países, pero evidentemente no van a cubrir a la población que lo necesite.
Ahora ¿cómo se debería distribuir estas primeras vacunas? Utilizando criterios realmente claros y éticos basados en la evidencia científica y también programáticos. Las vacunas habitualmente toman unos 10 años hasta su industrialización; sin embargo, estamos frente a vacunas que se están manufacturando en un corto periodo de ensayos, a riesgo de que fracasen en la fase clínica 3.
¿Probablemente las primeras generaciones de vacunas van a ser imperfectas? Debemos estar preparados, puede que al principio no vayan a prevenir necesariamente la infección, pero a lo mejor ayuden a reducir los síntomas. 
¿Qué parámetros nos permitirán obtener una vacuna con riesgo mínimo de efectos adversos a corto plazo, siendo conscientes de que no sabremos los efectos a mediano y largo plazo? Para ello se tendrá que evaluar su eficacia, la duración de la protección, los efectos en los distintos grupos de edad, la vía de administración y lo más fundamental que sea segura en población sana.
¿Quiénes deberían vacunarse prioritariamente? Los trabajadores de la salud, en especial el personal de enfermería, los conductores de ambulancia, las personas mayores de 80 años y luego las de 65 años, los portadores de enfermedades crónicas, los docentes de alumnos menores de 12 años, las personas que participaron en ensayos clínicos, las personas mayores de 55 años y finalmente vacunas para todos.
Es importante enfatizar y educar a la ciudadanía, que al estar en conocimiento de una pronta distribución de vacunas en 3 meses o en 6 meses, de momento, hasta que no tengamos una inmunidad mantenida, debemos continuar utilizando mascarilla, lavado de manos frecuentes y mantener el distanciamiento social, si queremos parar la transmisión.
Deberá existir además un plan de comunicación que vaya dirigido a la población general, asumiendo que pueda ver resistencia en aceptar las vacunas, los Estados deberán garantizar un sistema de seguimiento para evaluar cobertura, aceptabilidad, efectos secundarios y monitorización de las vacunas que se autoricen para su uso.
 
Diemen Darwin Delgado García
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