Desde los primeros meses de la emergencia por la pandemia se propuso la suspensión de los feriados, como una medida conveniente para disminuir contagios y para sostener las actividades productivas. En un país golpeado por crisis sucesivas, y frente a la emergencia que todavía está vigente, los días de descanso obligatorio bien pueden diferirse, a fin de que se mantenga el trabajo como prioridad.

Ahora, frente a la propuesta de los gremios de médicos de que se suspenda el feriado de Fieles Difuntos y por la Independencia de Cuenca, los plazos lo vuelven inviable. Se requiere una reforma legal, que demanda tiempo para seguir los procesos tanto en la Asamblea Nacional como en el Ejecutivo.

Si bien por ahora no es posible, quedan por delante otros feriados en los que tradicionalmente se aglomera la gente. Entre ellos están los de Año Nuevo, carnaval y Semana Santa. Bien podría analizarse la conveniencia de una suspensión temporal mientras se superan los problemas sanitarios y el país vuelve a la normalidad.