El fomento  hortícola es solo una faceta de las múltiples acciones a favor de la colectividad que lidera este ejemplar misionero, también impulsa planes concretos para el fortalecimiento cultural de los habitantes parroquiales, comunidades y recintos, con el rescate de valores tradicionales que siempre han caracterizado a San Isidro, de una riqueza histórica y arqueológica de larga data, dentro de una propuesta denominada “Raíces y Sueños” que hace honor a su nombre, pues incluye fortalezas que las dan las raíces de las especies que integran los huertos y árboles frutales, pero de tanto alcance espiritual como las ilusiones que provocan en los ciudadanos.

La cristalización a esos afanes educativos, tiene su pináculo en la edición de un bien presentado libro titulado “Infancia Plena: Historia de los niños y niñas de San Isidro”, cuya autoría corresponde a cincuenta infantes y adolescentes, que recoge sus pensamientos, anécdotas y relatos, acumulados desde hace más de dos años, ávidos de aprendizaje, reserva literaria y artística de Manabí, con prácticas que elevan el alma hacia la reivindicación heroica de un pueblo olvidado  que  ha abierto  una ventana al mundo al descubrimiento de un tesoro natural oculto entre laderas, montañas y riachuelos, marco de la exitosa granja integral, maravillosa realidad, demostración de deseos en vías de realización, prueba cabal que es posible vivir dignamente de una agricultura rescatada de la depredadora explotación agroindustrial y absoluto respeto al medio ambiente y su rica biodiversidad.

Debe mencionarse el apoyo del prefecto provincial, de la alcaldesa de Sucre y otras instituciones nacionales que secundan el trabajo de Juan Ramón, pero se requiere mayor compromiso al cambio social, que puede alcanzarse con estas obras de gran suceso.