Así como cuando Ud. hinca una llaga infectada y vemos que inmediatamente sale pus, las investigaciones sobre las últimas denuncias de corrupción indican que algo está descompuesto. Es que hay ejemplos.

Sin embargo, lo que asombra es la secuencia de estas irregularidades y la despreocupación por disimularlas, apreciándose una descarada desvergüenza en un país donde vendedores de comidas aparecen como expertos en insumos médicos; o perforadores de pozos y cavadores de zanjas surgen como especialistas para construir edificios y hasta hospitales.

También, donde compañías y empresas formadas al apuro se imponen en contratación pública a las de gran experiencia. Y donde las de gran experiencia se convierten en dadores de beneficios personales para lograr contratos millonarios.

Todo con la mayor osadía, prevalidos los unos y los otros de la impunidad que ejercen quienes, aparentemente, manejan los hilos de las marionetas nacionales, manipulados, a la vez, por el gran caballero: don dinero. Como lo dijera Carlos Julio Arosemena, por los “entontecidos por el dinero”.

Por eso el asombro popular está tornándose más en ira ante la desfachatez imperante, pues a pesar de los escándalos por los actos de corrupción, estos continúan dándose.

¿Es Ecuador un Estado corrupto? Veamos:

Un expresidente sentenciado a prisión, un vicepresidente destituido y cumpliendo ya una condena; una vicepresidenta defenestrada y enjuiciada. El presidente de otra alta función del Estado destituido y encarcelado; exministros, asambleístas y otritos de alta alcurnia en las mismas condiciones o con libertad condicionada o huyendo.

Y si a eso sumamos irregularidades durante el estado de emergencia que comprometen a prefecturas, municipalidades, hospitales y hasta cuerpo de bomberos, como que confirmaran la interrogante.

¿Está la sociedad ecuatoriana camino a la quiebra moral, como lo está en su condición económica?       

En la lista de Riesgo país para 2020, de la Federación Latinoamericana de Bancos, Ecuador registra “default selectivo” (moroso) en la escala de calificación, junto a Venezuela y Argentina. En un listado de 179 países emitido por Transparencia Internacional, Ecuador en 2019 se ubicaba en el puesto 38, de un puntaje de 100, en el índice de percepción de la corrupción.