En los últimos días, la franja registró un aumento significativo de infectados por el virus, que pasaron de 20 a 55 en menos de una semana, tras varias semanas en las que la cifra de contagiados prácticamente no se modificó, según el recuento oficial.

Hasta el momento se han recuperado un total de 16 personas, mientras que el resto de los afectados por la COVID-19, todos llegados desde el extranjero, se encuentran distribuidos en 16 centros de aislamiento en distintas partes de Gaza.

Eyad al Bozom, portavoz del ministerio de Interior de la franja, confirmó hoy que tras realizarse más pruebas, no se han detectado casos en áreas pobladas, y que los pacientes en tratamiento se encuentran estables.

Desde la detección del primer caso, a principios del mes de marzo, el movimiento islamista Hamás, que controla de facto el enclave, tomó estrictas medidas de precaución para evitar la propagación del virus en Gaza, cuyas precaria infraestructura sanitaria y castigada economía la convierten en un foco particularmente vulnerable en caso de un brote masivo de la enfermedad.

Estas, sin embargo, fueron flexibilizadas durante el mes de Ramadán, que culmina esta noche y durante el cual todos los restaurantes y cafés reabrieron al público.

Las autoridades, que tras identificarse los nuevos casos decidieron cerrar los pasos fronterizos de Rafah (con Egipto) y de Erez (con Israel), no descartan aún imponer un toque de queda en caso de que se detecten contagios fuera de los centros de cuarentena. EFE