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No queremos que ganen la mitad
No queremos que ganen la mitad
Por: Mariasol Pons C.
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Martes 12 Mayo 2020 | 04:00

Si los asambleístas pudiesen donar la mitad de su sueldo de la noche a la mañana, esa sería razón suficiente para echarnos a llorar y declarar perdida la batalla anticorrupción. Este argumento no es para defenderlos, simplemente es sentido común, si regalan la mitad de su ingreso económico, entonces ¿realmente cuál es su fuente de ingresos?

Decir que un funcionario público se “sacrifica” donando la mitad o su ingreso entero es populismo del malo (ojo que populismo solo hay malo y malísimo) y debería constituir razón suficiente para que abandone el cargo y vaya busque trabajo en la calle como la gran mayoría de ecuatorianos para quienes no lo hay. No queremos gente que por el frente gana X y por atrás está metido en escándalos de corrupción por los que gana XXXX.  Queremos líderes responsables que vivan con el sueldo que la posición laboral les ofrece y que paren la cultura mafiosa y ladrona, sobretodo, en pandemia.
Sucede, especialmente ahora, que tenemos el desafío de sobrevivir al contagio para llevar a cabo la reactivación económica del país. Fuera del auténtico dolor de pérdida de vidas, duele ver un país con estructuras políticas podridas. Duele ver que, salvo honrosas excepciones, la década del correísmo y los tres años de postcorreísmo han sido devastadores no solo para las arcas del estado por el robo desaforado, sino por una crisis de valores sin precedentes. Me refiero al postcorreísmo que lleva una médula correísta bien maquillada, las teorías de conspiración abundan pero las votaciones en la Asamblea son una radiografía concreta de la alineación en cuanto a intereses confluyentes. La responsabilidad es de cada persona, pero el correismo como colectivo político representa la época más oscura de espejo social, nunca antes hubo tanta corrupción y tanto abuso. En este camino de cuarentena molesta, impacta y enfurece ver personas que porque forman parte del aparato público creen que han subido a una tarima donde pueden esconder la mano izquierda mientras pacta con el diablo.
No hay ingenuidad que aguante, la inserción de un texto que permitía a un “funcionario ejecutor” del SRI incautar fondos personales en un plazo de 30 días nos habla concretamente de la peor clase de populismo, una  brillante mafia que reparte miseria y se embolsa sobreprecios. Si bien se han echado para atrás una vez que el escándalo se hizo público, la intención estuvo ahí. No queremos que ganen la mitad, queremos que respeten el doble al Ecuador, pero en serio.
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