Pero las cosas no ocurren así, ya que las lluvias se han ausentado y los cultivos se están secando, así como sus ilusiones.
Estos agricultores son héroes ocultos, todos los años pasan las mismas vicisitudes y, sus cosechas son pagadas por el intermediario como les da la gana, pese a las disposiciones del MAG sobre precios oficiales.
El agricultor no cuenta con silos donde guardar su cosecha, en cambio el intermediario sí tiene esa infraestructura, y con el menor esfuerzo obtiene grandes ganancias; compran el quintal de maíz a $12 y en octubre lo venden a $ 20 o más.
Los diferentes gobiernos no han dado al campo obras que aseguren las inversiones de esos miles de pequeños agricultores que invierten y pierden todo, menos la esperanza.
Esta es una oportunidad para que el Gobierno Provincial de Manabí, dirigido por un talentoso profesional, proveniente de familias de productores manabitas que sufrieron la inclemencia de la falta de lluvias, dirija su accionar al campo, que es una riqueza permanente, para que el agricultor siembre con la seguridad que su inversión será recuperado con utilidades.
Debería aprovecharse mejor las aguas de Poza Honda, llevándolas desde el río por bombeo y tuberías, por ejemplo a El Florón, donde se almacenaría en depósitos construidos para el efecto y, desde allí, proporcionar riego por goteo a los futuros cultivos. Esto es posible, don Agustín Álava ya lo hizo y gran parte de esas tierras tiene riego por goteo.
La inversión al principio es fuerte, pero habrá trabajo para cientos de personas, asegurando alimentación para Ecuador, a más de que se elevaría la autoestima del ciudadano al vivir con el producto de un trabajo digno.