Actualizado hace: 936 días 14 horas 26 minutos
Irina Tamara Briones Rivera
El duelo

Llama la atención que últimamente cada vez que reviso las redes sociales, envío más mensajes de pésame que de felicitación: se percibe que la crisis pasó del contagio a fallecidos.

Domingo 03 Mayo 2020 | 04:00

La otra sensación es que esos fallecidos son, cada vez más, personas cercanas, conocidos y ya no son cifras frías, sino rostros que alguna vez vimos o, peor, amigos o familiares, lo que produce en nosotros duelo, que es una reacción emocional que tiene lugar ante la pérdida de un ser querido. Se refiere a la transición entre la pérdida y la adaptación a la misma (Parkes, 1988). Durante este proceso, los sentimientos intensos de lamento y anhelo se consideran naturales y normalmente disminuyen con el tiempo (Jordan y Litz, 2014).
Pero es con el tiempo que comienzan a bajar su intensidad, mientras tanto tenemos una sensación de pesadumbre, que se ahonda cuando además no podemos despedirnos de la persona que dejó esta dimensión o no podemos estar al lado de nuestro amigo que está necesitando estar junto a alguien que lo cobije ahora que se siente abandonado.
Las emociones que producen la muerte, peor aún la muerte sin despedida y la orfandad sin compañía, pueden ser devastadoras para cualquiera. Para que no lo sean, se requiere cerrar el ciclo, despedirse, reconocer el dolor, dejar de aferrarse para dejar ir en paz.
Para ello y dado que en estos momentos es imposible estar junto a quien está enfermo y a punto de morir para decirle lo que signi?có en nuestra vida, agradecerle todo lo que nos dio, incluso lo malo y despedirnos; entonces podría realizar un ritual de despedida que podría darle un poco de calma.
Coloque una foto de esa persona, háblele o escríbale lo que necesita decirle, perdónela de ser el caso, agradezca lo vivido y las lecciones que le enseñó el haber compartido parte de la vida y despídase, abrácela, bésela y vea cómo va alejándose por un camino calmo. La sensación luego de esta experiencia le permitirá a usted también quedarse en paz.
Si su caso es que su amigo perdió a alguien sin despedirse, llámelo, pregúntele cómo se siente, escúchelo, aunque sea llorar, y hágale sentir que está a su lado, que puede contar con usted.
En estos tiempos de cambios, nos toca repensar otras formas de procesar las pérdidas y acompañarnos solidariamente de manera distinta a como lo hacíamos antes.
 
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