Quiero centrarme en cómo percibo los comunicados que llegan de nuestros gobernantes, con falta de lineamiento y orden. Si no pueden transmitirnos cosas generales y de forma, qué podemos esperar de recibir un plan de reactivación económica y laboral.
El mal momento que atraviesa Ecuador se debe a los errores que a lo largo de los últimos años hemos cometido, con gobernantes que no han estado a la altura de sus cargos, ni planes de contingencia para calamidades. Actualmente, es muy complicado cumplir con la deuda externa y contratos de preventa petrolera, intensificado con la caída de los precios, riesgo país muy alto, sin dinero en las arcas públicas, complicaciones para nuevos préstamos internacionales, y sumado que ya tenemos 6 semanas de aislamiento, considerando que el IVA interno semanal bordea los 94MM, serían casi 450MM al final del año que el país se perjudicaría en recaudaciones. Podríamos llegar a un descenso en recaudación de IVA de más del 10% con relación al 2019.
No se quiere más impuestos, se necesita inversión extranjera. Si los organismos financieros no quieren prestar más, invitemos a inversionistas con los mejores beneficios tributarios posibles, con mejora en el sistema jurídico y laboral. Es importante hacernos atractivos y seguros, en el corto plazo veríamos generación de empleos, competencia de primer nivel, fomento de desarrollo económico, valor agregado a la economía (más venta más IVA), banca más dinámica, formación de capital, competitividad empresarial, capacitación técnica, transferencia de tecnología, entre muchos de los puntos positivos.
Ecuador necesita mejorar su espectro empresarial y bancario, la competencia es la principal puerta que podemos determinar dónde nos encontramos, pero sobre todo nos motive a hacer las cosas mejor y pensar en el futuro. Esta cuarentena nos ha abierto los ojos para nuevos cambios en el mundo, y lo vemos en las noticias, cómo países están tomando políticas económicas nuevas que generan en nuestros paladares un sabor “dulce” de esperanza que contrasta con la “rabia” cuando vemos las cadenas nacionales.