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Casa y ocio el 1 de mayo
Casa y ocio el 1 de mayo
Por: Leonardo Moreira Delgado
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Jueves 30 Abril 2020 | 04:00

Este jueves 1 de mayo, será un día atípico en el mundo, jamás imaginado por la clase obrera, en la tradicional celebración del Día Universal del Trabajo. Una de las reivindicaciones básicas de los trabajadores en 1886 era la jornada de ocho horas. “Ocho para el trabajo, ocho para el ocio y ocho para la casa”.

Ya han pasado 134 años, desde su habitual celebración, que años tras años “calientan las calles” de la mayoría de países, con excepción de Estados Unidos y Canadá, que celebran el Labor Day el primer lunes de septiembre, para recordarnos el origen de esta huelga, iniciada el 1 y su punto álgido tres días más tarde, el 4 de mayo, cuando sucedió la Revuelta de Haymarket. A partir de entonces se convirtió en una jornada reivindicativa de la llamada clase laboral.
Sobre los acontecimientos de la Revuelta de Haymarket, existen versiones del sector empleador y del obrero y/o de los capitalistas y comunistas. Lo cierto es que hubo una masacre humana, que tuvo lugar en la plazoleta Square de Chicago, donde las condiciones de los trabajadores eran mucho peores que en otras ciudades de Estados Unidos. La única fábrica que trabajaba era la de maquinaria agrícola McCormick.
Una manifestación de más de 50.000 trabajadores huelguistas, celebraban una concentración en frente de sus puertas, cuando sonó la sirena de salida de un turno de rompehuelgas (esquiroles), comenzando una pelea campal. Una compañía de policías, en su afán de controlar la revuelta, procedió a disparar a quemarropa sobre la gente, causando seis muertos y varias decenas de heridos.
De este hecho previenen los Mártires de Chicago, la historia del mayor reivindicación laboral y lucha de clase social, en cuyo escenario se instalaron juicios, complot judicial, ahorcados, condenados a muerte, suicidó antes de ser ejecutado. Según José Martí, que cubrió el caso para La Nación, de Buenos Aires, “el juicio fue la conspiración más infernal del capital contra los trabajadores que conoce la historia de América”.
Fue el presidente de EE.UU. Andrew Johnson, en 1886, quien promulgó la llamada Ley Ingersoll, estableciendo las ocho horas de trabajo diarias. A partir de allí nunca ha dejado de celebrarse, salvo este año que el coronavirus solo permitirá que se celebren dos conquistas: la de la casa y la del ocio, porque para la del trabajo in situ habrá que esperar.
 
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