Han transcurrido más de cuarenta días desde que se suspendieron los vuelos hacia y desde Ecuador, para evitar el ingreso de personas contagiadas con coronavirus. Pero con esta medida también quedó un número no calculado de ecuatorianos que se hallaban de vacaciones, por negocios o por estudios en el exterior.

Muchos de ellos consiguieron viajar en vuelos humanitarios o tuvieron que fletar vuelos a un costo alto. Pero la mayoría se quedó en espera, ya por más de un mes, subsistiendo, sin ayuda del Estado y agotando los pocos recursos que tenía.

Quienes han podido regresar, lo han hecho pagando precios altos por un cupo en un avión y, ya en el país, se vieron obligados a quedarse en un hotel escogido por las autoridades, pagando hospedaje y alimentación por dos semanas, hasta conocer que no son portadores de coronavirus. No pueden aislarse en sus casas ni movilizarse en el territorio nacional.

Es elevado gastar hasta más de mil dólares por regresar al país, sumado a lo que ya tuvieron que gastar en esa especie de exilio temporal.